Desde luego, no hay nada como contar con un buen análisis del mercado de frutas en España para afrontar con éxito los retos y oportunidades que este plantea. Eso es, exactamente, lo que vas a encontrar aquí. ¿Vamos con él?
Siendo uno de los mayores productores hortofrutícolas de la Unión Europea, no es de extrañar que este sector sea uno de los ejes vertebradores de la economía española. De hecho, sus exportaciones crecieron un 5,4% en 2023, según Forbes. Consecuentemente, quienes se dedican a él necesitan examinar sus fortalezas y debilidades para desarrollar una estrategia ganadora.
Al igual que sucede en cualquier otro país de la Unión Europea, el mercado de las frutas en España se enfrenta a un panorama normativo hipertrofiado y cambiante. La necesidad de conocer en profundidad todas esas regulaciones para adaptarse continuamente a ellas supone un reto en toda regla. Un buen ejemplo de ello es la Reforma de la Política Agrícola Común (PAC), llamada regular el campo europeo entre 2023 y 2027.
Tanto la normativa como las tendencias de los consumidores apuntan hacia la importancia de llevar la sostenibilidad a las prácticas agrarias. Además, no podemos ignorar que el calentamiento global conlleva importantes peligros para este sector en concreto (p.ej: desertificación).
No es ningún secreto que los recursos con los que cuenta el campo español se enfrenta a un claro retroceso. De un lado tenemos, el proceso de urbanización le resta tierras a la agricultura. De otra parte, el éxodo rural disminuye la mano de obra, lo que entorpece el relevo generacional entre los agricultores.
A resultas de la globalización, la importación de frutas amenaza a la producción nacional. No en vano, la misma supuso el 40% del consumo patrio en 2023. Desarrollar un marco normativo favorable y ofrecer precios asequibles se revelan como las mejores armas para no perder competitividad frente a la producción extranjera.
Todos sabemos lo mucho que afecta la inflación actual a la cesta de la compra. Ello trae consigo que el consumidor se muestre sumamente ahorrativo a la hora de llenarla. Desde el punto de vista de los productores y distribuidores de fruta, resulta complicado seguir ofreciendo precios bajos cuando los costes de la energía y el transporte están por las nubes.
El mercado de frutas en España es uno de los principales beneficiarios de implementar innovaciones en los medios y técnicas de producción. Pensemos, por ejemplo, en la mecanización de las labores agrarias y en los fertilizantes vegetales. Apostar por tales inversiones es clave para mejorar la productividad del campo español.
A partir de la crisis del coronavirus, son muchos los sectores que se han beneficiado del comercio electrónico… y el mercado hortofrutícola no debería ser una excepción. Al fin y al cabo, la posibilidad de vender fruta en cualquier momento o lugar potencia enormemente la competitividad de esta industria.
La demanda de alimentos crece sin parar. Ello se debe, principalmente, al aumento de la población mundial, al incremento del consumo por parte de los BRICS y a las crecientes necesidades del canal HORECA. A consecuencia de todo ello, el mercado de frutas en España tiene la oportunidad de satisfacer a una ingente clientela potencial.
Ante un mercado tan competitivo como el hortofrutícola, resulta imprescindible destacar. En este punto, las últimas técnicas de marketing (p.ej: packaging personalizado) se revelan muy útiles para crear marcas de fruta que conecten con el consumidor.
Es bien sabido que la larga lista de intermediarios que separan al agricultor del vendedor está detrás de los altos precios de la fruta. El secreto para bajarlos está en apostar por plataformas que conecten a ambos extremos de la cadena. La agilidad, la transparencia y la competitividad salen claramente beneficiadas con ello.
Este análisis del mercado de frutas en España pone de relieve que el ahorro de costes es uno de los mayores desafíos que se le plantean a comercios y agricultores. Afortunadamente, desde la plataforma de Naranjas y Frutas posibilitamos el trato directo entre ambos agentes con el fin de que ahorrarse los costes derivados de la intermediación.